viernes, 30 de octubre de 2015

EL DESTINO

Desde que tengo uso de razón (ya se: parece que estoy bastante loco y de hecho si lo estoy, pero en momentos tengo momentos de cordura), tengo la creencia de que existimos dos tipos de personas (con sus bemoles, por supuesto): los que ciegamente creen que tenemos escrito nuestro destino, y los que, como un servidor, pensamos que nuestro destino lo forjamos día a día con los hechos y momentos que vamos haciendo.

Hay teorías muy fascinantes acerca del destino y de las decisiones que tomamos día a día (un ejemplo bien famoso es justamente la “teoría del caos”), las cuales explican que nuestro destino puede o no estar resuelto y escrito. La ciencia, en la mayoría de las teorías que existen actualmente, parece favorecer al argumento que señala que nada en este mundo es parte de un orden cósmico en el que todo debe seguir una profecía ya escrita. De hecho, la mayoría de las teorías apuntan a un futuro en extremo incierto y cambiante, el cual está determinado por decisiones tan simples como levantar un papel o no que viste en el suelo esta tarde… me explico de mejor manera…

Básicamente, “el efecto mariposa” menciona que, palabras mas, palabras menos, el aleteo de una mariposa puede desatar un huracán al otro lado del planeta. Es decir: las acciones que realizas, por muy pequeñas y vanas que te parezcan, tienen un efecto inmediato en el futuro. De manera que, según el efecto mariposa, el no haber recogido ese papelito que viste en el suelo, tiene el potencial de desatar en el futuro la guerra mundial (suena muy descabellado y loco, pero si nos ponemos a pensarlo, puede ser cierto)

Yo sinceramente no estoy de acuerdo con que tengamos escrito nuestro destino, pero tampoco creo en las casualidades ni mucho menos que todo sea un mundo de caos y cambiante como el mismo Hegel mencionaba. Yo creo que existe un factor llamado “suerte”, el cual es bien difícil de medir y mucho mas de apreciar.

Por supuesto que las casualidades existen (que nos encontremos una moneda justo en el momento exacto en el que la necesitábamos, si bien es catalogada por un servidor como una casualidad muy afortunada, para otros puede ser incluso una especie de “justicia divina” o “algo que estaba ya escrito). Sin embargo, existen casualidades que, por mayor explicación que intentes buscarle, parecen por demás inverosímiles.

Hay casualidades tan comunes y otras que no lo son tanto, que ello me hace pensar que la suerte existe. Casualidades como encontrarte una moneda, un lugar de estacionamiento en una zona de alta densidad poblacional en los primeros 5 minutos, llegar a un nuevo lugar y encontrarte que todos tus compañeros son geniales o encontrar un asiento vacío en el transporte público en hora pico, son casualidades que podrían considerarse “suerte”, pero que, a mi parecer, no dejan de ser eso: meras casualidades.

Sin embargo, salir librado de la muerte en un accidente sumamente aparatoso, vencer la muerta a pesar de todo pronóstico negativo a tu favor, no tomar un transporte porque se te hizo tarde y enterarte minutos u horas después que dicho transporte tuvo un desenlace no muy bueno o incluso conocer el amor de tu vida en el momento menos planeado en el lugar menos insospechado, me hacen pensar que existen casualidades que no son tan casuales, sino que podrían ser una señal de enmendar el camino, arreglar algo pendiente, un suerte insospechada o incluso alguna ayudadita que te están enviando desde quien sabe donde.

Soy, pues, de esas personas que piensan que el destino es una combinación de ambos lados de la moneda: existen elementos que puedes cambiar sin duda con las acciones que realizas a diario, pero existen elementos que. por mas que quieras cambiar o buscarle explicación, te fueron otorgadas para vivirlas: de ti depende que ambas caras de la moneda funcionen para tu bien o para tu mal.

Destino: esa paradoja que a todo mundo nos trae vueltos de cabeza. Después de todo, sigo pensando que haber conocido a personas geniales a 10,000 km de distancia sin haberlo planeado, no pudo haber sido una casualidad tan casual (You know what I mean)…

Dedicado a ese caballero llamado destino, que a todos nos trae de cabeza. Dedicado a los tomadores de decisiones. Dedicado a los que forjan su destino. Dedicado también a los que creen que su futuro, presente y pasado ya estaban escritos. Dedicado a las coincidencias, que en veces te hacen emocionarte por encontrarte una moneda en un saco colgado o bien te hacen conocer personas de tu mismo lenguaje/nacionalidad/química/whatever tan lejos de casa…